Una singular amistad forjaron una mascota del refugio Gamaliel y una mujer que vende api con buñuelos y pasteles sobre la avenida D’Orbigny, casi Beijing.
Cada día, sin fallar y como si tuviese un reloj que lo orientara, el can logra trepar hasta el techo del refugio Gamaliel, avanza unos 10 metros hasta apostarse en uno de los muros y espera su ración de buñuelos y pastel de parte de la mujer, quien, presurosa, le invita buñuelos.
La vendedora, quien ya sabe que su amigo la visitará, se apura, solícita, en freír un buñuelo para alcanzarle. La mascota degusta y agradece el gesto de la mujer con un movimiento de su cola.
Esta acción se repite por lo menos unas dos veces más durante la mañana, hasta que la vendedora, una vez que ha terminado su faena, se retira del lugar.
La mujer comentó que esta situación se repite todos los días desde las 06:30 de la mañana, aproximadamente, hasta un poco más de las 08:30.
El refugio Gamaliel es un centro donde se encuentran albergadas mascotas que han sido abandonadas por sus propietarios, en muchos de los casos con evidentes signos de maltrato. Algunas son dadas en adopción, pero otras no tienen la suerte de que alguna familia los acoja.
En el caso de esta mascota, ha encontrado una madrina que se preocupa y le invita buñuelos y pasteles cada día.
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