Entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.
Hebreos 10:22 (NTV).
Muchas personas tienen máscaras, en la iglesia, en el trabajo, en la calle, en los estudios, dentro de la familia. La gente famosa del ámbito del espectáculo suele ser un ejemplo evidente; son personas aparentemente felices que en varios casos están atadas a las drogas, la violencia, inmoralidad y excesos a causa de un vació en sus corazones. Las apariencias pueden engañar haciendo pensar que viven en un estado de bienestar y alegría permanentes cuando la realidad es otra.
¿Cuáles son tus máscaras? ¿Qué situaciones te obligaron a usarlas?
Existen máscaras que ocultan la tristeza, la soledad, la depresión, deseos de morir, el rechazo y muchas situaciones que conllevan un estado de peligro para las personas que realmente precisan ayuda, que necesitan de Jesús.
Otras personas se esconden detrás de sus títulos, usándolos para pisotear o menospreciar a los que le rodean y otros esconden el orgullo ante una supuesta humildad.
Como seguidores de Cristo procuremos no usar esas máscaras, seamos íntegros ante las personas y sinceros con Dios, colocando toda nuestra confianza en Él, no sólo para vivir en paz a pesar de la tormenta sino para ser como un faro de esperanza para la humanidad, una luz que brille en la oscuridad.
Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.
2 Corintios 3:18 (NTV).
¿Aún tienes máscaras en tu vida? Jesús puede ayudarte a quitarlas.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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