Dos amigos hicieron una apuesta. El necio, convencido de sus capacidades, retó al sabio que pasaría un desierto sin la ayuda de una brújula. Lo que presentía el sabio sucedió, su amigo no llegaba al punto de encuentro por varios días y tuvo que mandar ayuda para que lo rescataran. El necio a punto de desfallecer se arrepintió por valerse de sí mismo y sucumbió.
Antes de emprender un proyecto o trazarte una meta, tomate el tiempo para encomendarlo a Dios, porque Él te ama y te dará la dirección que necesitas para que vayas por buen camino. Piensa, si lo excluyes, serás como el necio que pretendió cruzar el desierto sólo con sus propias capacidades y dejó de lado su verdadera guía.
Proverbios 16:3 dice: “Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados” Si tus planes primero son filtrados por Dios, dice su palabra, que se harán realidad.
Ten presente que no sólo hace falta tener planes, fuerzas, sabiduría, recursos, entusiasmo o perseverancia, todo depende del respaldo de Dios. Así que, pon a Dios como tu principal guía y sigue su dirección.
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.” Salmos 32:8 (RVR1960)
MIRA NUESTRA ACTIVIDAD EN LAS REDES SOCIALES