Muchas personas creen que para servir a Dios es necesario estar en un puesto de liderazgo o de forma presencial en la iglesia, pero tú puedes hacer mucho desde tu lugar.
Hace muchos años, el pastor inglés John Henry Howett contaba una historia sobre una empleada llamada María, que tenía muy pocas oportunidades de servir al Señor porque la dueña de la casa en la que trabajaba la tenía constantemente ocupada, de modo que ni siquiera tenía la oportunidad de asistir a los cultos del domingo.
En una visita que realizó Howett, habló acerca de sus continuas tareas y le preguntó a María:
Después empleo otro cuarto de hora para orar por los recién casados, para que sean muy felices, que siempre sean fieles el uno al otro.
Y, finalmente, oro por las familias afligidas por los seres queridos que han perdido, y que ellos les sirva de estímulo para dirigirse a la fuente de consuelo, y también para preocuparse ellas mismas acerca de la eternidad.
El pastor quedó profundamente conmovido porque se dio cuenta de que quizás ella era el único miembro en la iglesia que empleaba su tiempo para orar por desconocidos.
Siempre es bueno que separemos un tiempo para congregarnos y servir a nuestros hermanos de la fe, es importante y necesario.
Sin embargo, si quieres servir al Señor puedes hacerlo desde tu lugar. Al igual que María, puedes orar por aquellas personas que están pasando por diferentes circunstancias, para que todas ellas lleguen a conocer a Dios de forma personal.
En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos.
1 Timoteo 2:1 (NTV)Es probable que nunca conozcas personalmente a aquellas personas por las que oras y es más, posiblemente nunca sepas quién estuvo orando por ti para que conocieras al Señor, pero es seguro que alguien estuvo intercediendo por ti y los tuyos.
Entonces, es tiempo de ponerte a trabajar por el Señor, sin importar dónde te encuentres.
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