Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 8:1-3 (RVR1960)
Anthony Fauci, principal responsable de la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos propuso hoy terminar con una costumbre mundial: el apretón de manos. Explica que el propósito es evitar el peligro de contagio que este contacto conlleva.
Los vecinos de cierto edificio de Buenos Aires, Argentina, han publicado unos terribles carteles en las instalaciones. Exigen que los trabajadores de la salud dejen sus departamentos. “Nos van a contagiar a todos”, reclaman.
Como en todas las épocas, las personas con enfermedades contagiosas no sólo han sido confinadas. Se las ha rechazado directamente. En el tiempo de Jesús se les obligaba a gritar desde lejos: “¡Inmundo!” para que la gente no se les acercara.
En esta Semana Santa (o Pascua) nos acordaremos de la pasión y muerte de nuestro Señor. Recordaremos la última cena, el lavado de pies, la oración intercesora. Leeremos el pasaje de la crucifixión y nos conmoverá semejante cuadro.
Difícilmente pensaría algún ministro recordar en estos días a Jesús tocando a un leproso. A un marginado por tener una enfermedad infecciosa. Sería considerado fuera de lugar realmente, mucho más en estos días.
¿Qué quiero decir en esta nota?, se preguntaría alguien de esta audiencia. ¿Que toquemos a gente contagiada si sabemos cuáles son las recomendaciones? Nada de eso. Sólo quiero hacer ver que este fin de semana que se recuerda la crucifixión de Jesús tengamos en mente este pasaje. Este acto de amor que no repudia, que no desprecia, sino que ama y toca a un marginado social.
Tal vez fuera bueno ayudar a la familia de una persona enferma. Preguntarles qué necesitan, aparte de oración. Tal vez aportarles dinero, víveres o medicinas. No sé. Al amor siempre se le ocurren cosas. Como dijo cierta amiga una vez: “El amor nos desordena la agenda”
En esta Pascua no piensen sólo en lo que recibieron de parte de Jesús. Piensen en cómo trató al prójimo en tiempos de la lepra
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