Jesús le dijo:—El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.
Lucas 9:62 (NTV)
Uno de los personajes que marcó historia, sobre todo la estadounidense, es Abraham Lincoln, quien antes de ser el décimo sexto presidente, atravesó por muchos fracasos y decepciones. A ello se puede añadir que a sus 27 años tuvo un colapso nervioso por el cual se mantuvo en cama por seis meses.
Es innegable ver el esfuerzo y determinación que este hombre manifestó, no dándose por vencido por lo tropiezos que tuvo, sino perseverando hasta que en 1860 Lincoln fue elegido como presidente de los Estados Unidos de América.
Cuando uno lucha por sus ideales con determinación, a pesar de que existan obstáculos, sigue con los ojos puestos hacia la meta trazada. Es así como hijos de Dios que debemos luchar, esforzarnos y ser decididos en la elección de seguir a Cristo.
El Señor nunca dijo que este camino sería fácil, más bien nos advirtió que experimentaríamos dificultades, pero que a pesar de todo confiáramos en Él, sobre todo porque nos proveyó de su Espíritu Santo para vivir en santidad y ser guiados a toda verdad. Jesús nos dice:
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13-14 (RVR 1960).
Te animo a afirmar tu fe, no mires atrás con el deseo de volver a tu vida anterior, Dios pagó un alto precio para salvarnos. No menosprecies el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario; todo lo hizo para hacernos libres del pecado y darnos vida eterna. Está en nosotros la decisión de continuar en su camino. Esfuérzate y persevera que en esta lucha contamos con la ayuda de Dios.
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