Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Mateo 5:8 (RVR 1960)
¿Alguna vez tuviste el deseo de ver al Señor? Si conociste el amor de Dios seguramente nacerá este anhelo en tu interior; la Biblia dice que los de «limpio corazón» reciben esta recompensa tan maravillosa.
La frase de limpio corazón, según el griego antiguo, refiere a rectitud, honestidad y claridad. Por tanto, describe a esos corazones sin contaminación, transparentes, sin tener de qué ser acusados, sin nada que ocultar, aquellos que son absolutamente sinceros y no tibios en su compromiso con Dios.
Debemos tener mucho cuidado con llevar una doble vida, ser alguien en la iglesia y otra persona diferente en la casa. El desafío para los hijos de Dios es luchar para ser íntegros y tener un limpio corazón; podemos fingir frente a los demás, mostrar una apariencia irreal a los que nos rodean, pero nunca engañaremos al Señor.
Muchos cristianos en los cultos levantan las manos para adorar en la iglesia, pero en su corazón no tienen devoción por Dios, ya que al volver a casa vuelven a sus mismas andanzas y no se esfuerzan por cambiar sus actitudes. La doble vida es el simple reflejo de que no existe temor del Señor, jugando un juego que tarde o temprano terminará mal.
Jesús en su enseñanza declara una promesa para aquellos siervos de Dios que día a día luchan por llevar una vida recta y mantener un limpio corazón.
La Biblia dice «verán a Dios» una promesa en tiempo futuro, pero también para el presente. Ellos podrán gozar de una comunión especial con el Señor aquí en la tierra y en todo momento; para estos hermanos la vida cristiana se habrá convertido en un deleite.
Podemos profesar ser cristianos, pero no todos pueden contemplar a Dios. Para muchos creyentes la vida cristiana se ha convertido en un peso, una carga que cada día se hace pesada. Pero otros crecen de Gloria en Gloria, conociendo y disfrutando más de la presencia del Señor, levantan sus manos, cantan con todas sus fuerzas, danzan porque gozan de una intimidad con Cristo, son «bienaventurados», es decir «felices».
¿Disfrutas de tu relación con Dios? La promesa del Señor es para todos, puedes gozar y disfrutar de su Presencia si estás dispuesto a tener un corazón limpio. Confiesa tus pecados, arrepiéntete y esfuérzate por andar en el camino recto, honesto e íntegro. No olvides que Él quiere que seas feliz.
: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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