Un caracol empezó a trepar por un manzano en el mes de febrero. Mientras se deslizaba lentamente hacia arriba, un gusano asomó la cabeza desde una grieta del árbol donde se escondía y le dijo: “Estás desperdiciando tus energías. No hay ni una sola manzana ahí arriba.” A lo que el caracol respondió: “No, pero las habrá cuando llegue ahí”. En esta pequeña historia, el final sería diferente si la reacción del caracol sería creerle al gusano y dejar el árbol de manzano, sin embargo su actitud y firmeza de saber qué le esperaba al final de su recorrido le ayudó a seguir la marcha, no importando que aún no estén las manzanas listas sino que el árbol daría el fruto anhelado en un tiempo oportuno. Puede que el camino de Dios parezca incierto en algunas ocasiones, más aún cuando todo alrededor parece estar en nuestra contra o los acontecimientos terribles que pasan en el mundo a diario nos digan lo contrario, y quizá por ello muchos desistieron de continuar en esta carrera eterna, pero hay también quienes siguieron y siguen a pesar de todo obstáculo porque tuvieron fe, como indica Hebreos 11:33-35ª NTV “Por la fe esas personas conquistaron reinos, gobernaron con justicia y recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron bocas de leones, apagaron llamas de fuego y escaparon de morir a filo de espada. Su debilidad se convirtió en fortaleza. Llegaron a ser poderosos en batalla e hicieron huir a ejércitos enteros. Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus seres queridos que habían muerto…” Tener la seguridad de cuál es nuestro destino eterno nos ayudará a perseverar a pesar de las malas situaciones, de lo que los demás digan incluso de lo que todo el mundo pueda creer. Si tienes un ministerio o un sueño dado por Dios y aparentemente nada está a favor, acuérdate de que al final de este camino está lo que Dios nos prometió: Vida eterna junto a Él. Quiero animarte a que no dejes de creer en el poder de Dios, y que nada te impida llegar a la meta.
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