El amor hacia las personas que nos rodean es lo que nos debe distinguir de aquellos que no son creyentes, como hijos de Dios estamos llamados a amar y ayudar a nuestro prójimo. Jesús dijo:
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
Juan 13:34 (RVR 1960).
En este mundo, el amor que mostremos a las personas que nos rodean será un claro mensaje de que somos hijos de Dios. La Biblia dice que nos amemos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios, pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1 Juan 4:7-8).
Jesús es nuestro modelo de amor. Él afirma que nos ama y no son palabras simplemente, lo demostró al morir en la cruz para que pudiéramos ser libres del pecado y tener comunión con Dios.
Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores. Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena; pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
Romanos 5:6-8 (NTV).
El amor de Dios no son palabras solamente ni un sentimiento, son acciones. Por ejemplo, gracias al amor y la compasión de Dios esta mañana pudiste abrir tus ojos. Es su amor lo que nos mantiene con vida.
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
1 Juan 3:18 (RVR 1960)
Debemos imitar a Dios y amar de verdad. Las escrituras dicen: «En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.» 1 Juan 3:16.
Con esto el Señor nos está diciendo que el amar a nuestro prójimo es un sacrificio y se demuestra en acciones. No solamente es ver la necesidad del prójimo, sino ayudarle a satisfacer esa necesidad.
Hay varias maneras en las que puedes poner tu vida por el prójimo, por ejemplo; orando por esa persona que necesita de Dios, dedicando tiempo para escuchar, visitando a aquel que ha dejado de asistir a la iglesia, compartiendo lo que tienes y apoyándole desinteresadamente.
Jesús entregó su vida por nosotros, así también nosotros debemos entregar la vida por los demás.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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