Una de las preguntas más comunes en la vida de un cristiano es: ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida? A primera vista pareciera que es una consulta responsable, madura y lógica; después de todo, cualquiera que quiere vivir para Dios desea servirle y siempre es mejor hacerlo estando seguro de lo que uno tiene que hacer. Pero la realidad es que esa pregunta no está bien formulada. Una vez alguien dijo: “Las preguntas incorrectas, siempre tendrán respuestas incorrectas.” Eso es precisamente lo que normalmente suele ocurrir cuando uno trata de buscar su propósito usando esta lógica. Lo correcto sería: ¿Cuál es la voluntad de Dios? La Biblia y la voluntad de Dios, no son algo que deben ajustarse a mi vida, sino que debo ser yo quien me ajuste a Su voluntad. Juan 5:19-20 dice: “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.” Versión Reina-Valera 1960 El énfasis está en las palabras de Jesús cuando dice: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo.” Los que nos está diciendo es que Él no hace su propia voluntad, ni toma decisiones basadas en su experiencia, ni actúa según sus propias ideas, sino que ve lo que hace Dios Padre y se une a ese mismo trabajo. Esa es la razón del éxito de todo su ministerio. Al igual que Jesús, nosotros también debemos procurar una relación íntima y personal con Dios Padre, guardando su palabra y viviendo bajo la dirección de su Santo Espíritu. Así podremos ver lo que está ocurriendo alrededor nuestro y actuar de acuerdo a su voluntad, de lo contrario estaremos expuestos a una vida de fracaso. Un ejemplo Bíblico es el pueblo de Israel. Después de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto por el poder de Dios, caminaron hasta llegar a Canaán. Estando allí surgió un problema cuando 10 de los 12 espías que envió Moisés regresaron incrédulos y asustados, y sólo 2 (Josué y Caleb) fueron más optimistas. El pueblo escuchó más a esos 10 hombres pesimistas y comenzaron a murmurar deseando volver a Egipto. Tal actitud hizo que Jehová se irritara contra ellos y aunque Moisés intercedió, finalmente su castigo fue permanecer errantes durante 40 años en el desierto. Sólo perdonó a los que no habían pecado con sus murmuraciones. Al día siguiente todos en el campamento se levantaron muy de mañana y tercamente decidieron ir al lugar que Dios les había mostrado y pese a las advertencias de Moisés igual marcharon armados, pero fueron derrotados y muchos murieron. Números 13 y 14. Ambos capítulos mencionan reacciones y acciones del pueblo Israelí contrarias a los deseos de Dios, lo que los llevó al fracaso. Familia, ministerio, amistades, trabajo, economía, estudios, pareja, etc. Son áreas muy importantes en la vida de una persona y Dios lo sabe, y está trabajando en todo ello porque a Él le interesa darnos lo mejor. Pero si uno no busca la dirección del Espíritu Santo en determinado momento, lo más seguro es un fracaso en cualquier emprendimiento. Recuerda: La voluntad de Dios no se ajusta a nosotros, nosotros debemos ajustarnos a Su voluntad.
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