Filipenses 2:3 NVI: “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.”
Donde está presente el autoritarismo se derrumban las relaciones, cuando esta actitud está presente sólo importa lo que una persona dice, lo que provoca falta de comunicación y así, ¿Cómo no van a existir problemas en la familia, en el trabajo, en el colegio o la universidad o incluso en la iglesia?
Las relaciones dominantes y egoístas son una distorsión de lo que el Señor quiere para la humanidad, que es la igualdad y respeto siguiendo un orden instaurado por Él. Aunque las frases: ¡Se hace lo que yo digo y punto! O ¡mi palabra es la ley!, no pasan de moda, Jesús nos enseñó a amar al prójimo, a Dios, y a no buscar solamente el bien propio sino el de los demás, a servir ¡Si tan sólo hiciéramos caso a sus palabras el mundo sería diferente!
La Biblia dice en Lucas 22:42 NVI: «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».
¿Dejamos todo en manos de Dios o sólo queremos hacer nuestra voluntad como niños caprichosos que patalean en el suelo por una golosina?
Jesús nos dio un ejemplo de sujeción a su Padre aun estando cerca de su muerte, en el Monte de los Olivos, oró y le dijo que se hiciera su voluntad, no la suya; aunque Cristo tenía poderío en los cielos y en la tierra decidió morir por todo el mundo.
La palabra nos inspira a la acción: “No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.”(Hebreos 13:16 NVI)
No busques hacer tu voluntad, busca servir a los demás, es cierto que el comprender a las personas te costará pero aunque no lo creas, tarde o temprano, esto tendrá resultados positivos para tu vida, dile a Dios, -Que se haga tu voluntad y no la mía- al hacer esto comprobarás la diferencia cada día.
Servir a los demás dará frutos mientras vivas, servir a Dios te dará frutos para la eternidad.
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