¿Cómo te sientes cuándo fracasas en alguna actividad que por tu capacidad pusieron en tus manos? ¿Frustrado? Es posible, pero… ¿estás seguro de haber agotado todas las posibilidades para realizar dicha tarea? ¿Qué tal si lo intentas una vez más?
Simón Pedro, conocía el área en el que se encontraba, con la seguridad de que por la noche los peces se acercarían a la superficie, se mantuvo en vela para lograr pescar, pero al acercarse el amanecer se dio cuenta que no había pescado nada ¡Qué gran frustración! Se puso a lavar las redes y entonces Jesús llegó, se subió a una de las barcas, y mientras enseñaba a la gente, le dijo a Pedro:
“(…) Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar.
Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes.
Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse.” Lucas 5:1-7 (NVI)
Pedro pudo haberle dicho: “Señor, tú eres carpintero, yo soy el pescador, yo sé a qué hora es la pesca, estamos cansados para intentarlo una vez más”; pero no lo hizo, simplemente obedeció creyendo que algo extraordinario sucedería, y así fue.
Es posible que te hayas cansado de tocar puertas de empleos y hasta el momento ninguna se te ha abierto; quizá has llegado a perder la esperanza de que un día tu familia volverá a los pies de Cristo; puede ser que hayas agotado todas las formas para que tus problemas matrimoniales se solucionen y parece algo de nunca terminar.
Sin embargo, en medio de la adversidad, el Señor Jesús nos hace ver todo de una manera diferente, usando su palabra para activar en nosotros la fe, por eso Pedro dijo: “…más en tu palabra echaré la red”.
Si te encuentras desanimado por los resultados desfavorables, escucha lo que Jesús te dice: “boga mar adentro”, en otras palabras: “no te quedes aquí, ¡vamos inténtalo una vez más!”. Algunas veces Dios permite que nuestras capacidades fracasen, para mostrar su poder.
¿Has intentado hacer algo por mucho tiempo y no has visto resultados? No te desanimes, no permitas que la desesperanza te gane y te robe la oportunidad de alcanzar las bendiciones que Dios tiene para ti, porque el reino de los cielos es para los valientes que se esfuerzan por alcanzarlo, no para aquellos que se rinden. ¡Piénsalo!
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