Seguramente recordaremos que en la infancia hicimos quedar mal a nuestros padres de diferentes maneras, como al incumplir con las tareas, tener mal comportamiento o malas calificaciones. ¿Sabías que también podemos avergonzar a Dios?
Tristemente existen muchos cristianos que avergüenzan al Señor con su vida o carácter, no actúan con bondad, ni con amor, por lo que mucha gente no quiere acercarse al Señor.
Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.
2 Samuel 12:14 (RVR 1960).
La Biblia no oculta el pecado de los hijos de Dios, al contrario, los da a conocer para que todos entiendan que son humanos como nosotros, con debilidades y errores. Pero, aun así, Dios los usó y bendijo en gran manera.
David era el rey de Israel elegido por el Señor, un hombre bendecido que igual le hizo quedar mal. Un día se enamoró de una mujer casada, se involucró con ella mientras su esposo estaba en la guerra. Posteriormente, se enteró de su embarazo y no pudiendo ocultar este problema, decidió dar la orden para que su cónyuge muera en batalla.
¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.
2 Samuel 12:9-10 (RVR 1960).
Todo lo que hizo David fue en secreto, pero Dios no lo pasó por alto. Este es un duro mensaje que recibe «¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos?» «me menospreciaste»; cuando pecamos menospreciamos al Señor y sus palabras, le avergonzamos.
Otro dato esencial es que Urías murió siendo inocente, quizá nadie se acordó de él, pero el Señor defendió su nombre. Las consecuencias que recibiría David por sus acciones serían duras, no solo para él sino también para su familia.
Cuando pecamos, o actuamos mal, primero debemos recordar que al único que hacemos quedar mal es a Dios y esto tiene consecuencias severas.
No olvides que delante del Señor nada se puede esconder, es defensor de los inocentes y a pesar de que nos ama y tiene grandes planes para nuestra vida, siempre recibiremos lo que hemos sembrado.
En esta oportunidad te animo a pedirle perdón al Señor por haber hecho quedar mal su nombre, por menospreciarlo y haberlo tenido en poco al actuar de la forma que le desagrada.
Decide dejar de avergonzar a Dios y vuelve al camino correcto; Él te ama y quiere darte otra oportunidad.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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