Estar bajo presión no siempre es algo que nos guste, porque muchas veces no sabemos cómo reaccionar, podemos caer en estrés o frustración. Sin embargo, al pasar el tiempo esto nos puede ayudar a descubrir capacidades que estaban dormidas.
Lo cierto es que los aparentes fracasos o límites que se presentan en nuestro día a día son oportunidades que podemos aprovechar para dejar brotar dones o potenciales en nuestros ser.
Pasar por presiones económicas, sociales, físicas o de cualquier tipo, ayudan a explotar lo que teníamos oculto, nos muestra lo que tenemos y que podemos hacer mucho más.
El carbón pasa por presiones extremas antes de convertirse en un bello diamante, así nuestra vida se va formando en algo bello al pasar por diferentes situaciones. Por ello, no hay que lamentarse, porque las presiones de la vida son solo formadores de piedras preciosas.
A este último grupo lo pasaré por el fuego y los haré puros. Los refinaré como se refina la plata y los purificaré como se purifica el oro. Invocarán mi nombre y yo les responderé. Les diré: “Este es mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”».
Zacarías 13:9. (NTV)
Llegamos a creer que las pruebas son malas cuando nos enfocamos sólo en ellas, pero cuando ponemos a Dios en primer lugar toda presión nos ayudará a pulir nuestra vida y realzar la belleza que el Señor ha puesto en nosotros.
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