Existe un refrán que dice: No hay peor ciego que el que no quiere ver, ¿conoces gente así? Sin duda alguna esa ceguera es peor que aquella que se da por problemas físicos.
Se cuenta que en una reunión a la que asistía Helen Keller, el presidente explicaba cómo la señorita había aprendido a participar en el mundo de las cosas sensibles por medio de un chorro de agua fría que cayó en sus manos, y afirmó:
Rápidamente Keller respondió:
En muchas oportunidades nos enfocamos solamente en lo obvio, en lo visible a nuestros ojos físicos y olvidamos que hay mucho más, perdemos la perspectiva correcta.
A veces, dejamos que los problemas nos cieguen a todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y olvidamos que los planes de Dios son buenos y que hay mucho más que circunstancias adversas sucediendo alrededor nuestro.
A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman».
1 Corintios 2:9 (NTV).
Nadie puede conocer a Dios si no es de forma personal. Puedes tener una referencia de quién es Él pero para conocerlo de verdad debes buscarlo, necesitas estar en comunión constante.
Job había pasado por lo peor, había perdido todo, sus posesiones, familia, su salud, pero al final entiende la soberanía, el poder de Dios y es ahí cuando dice:
Hasta ahora solo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos.
Job 42:5 (NTV).
Y tú, ¿tienes esa experiencia personal con Él? ¿Eres capaz de ver todo lo que tiene para ti?
No te guíes solamente por la vista, mira más allá.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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