El barro es un material barato, no es elegante y es bastante común, por tal motivo nadie le da importancia hasta que es formado.
En la historia de nuestra cultura se observan hermosos monumentos o utensilios que fueron diseñados con barro y que en la actualidad se encuentran en museos o lugares turísticos. Dichos elementos de barro tienen un gran valor por la obra maravillosa que muestran.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. Isaías 64:8
Es interesante analizar que el Señor nos hizo de barro, podía haber elegido diamantes, oro e incluso madera, pero prefirió el polvo ¿Por qué? Quizá para mostrarnos que sin Él no tendríamos ningún valor, éramos simplemente fango, hasta que nos tomó en sus manos y decidió formarnos.
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7
Por consiguiente, no solamente nos da valor, sino que deposita un gran tesoro dentro de nosotros, vasos frágiles y débiles, que en cualquier momento pueden quebrarse. La realidad es que cuando más reconocemos nuestra debilidad más se glorifica Dios en nuestras vidas.
En sus enseñanzas nos ha mostrado que “lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios” (1Corintios 1:28) es decir, en nuestra propia existencia podemos observar que Él utiliza lo insignificante para mostrar su gran poder, además que quiere utilizar nuestras vidas para hacer su obra maestra, el Señor tiene un plan para cada vida.
Eres una persona afortunada por existir, el Señor te formó con un propósito y te dio un gran valor, recuerda que “Él hace mucho con poco” por tanto, si estás vivo no te conformes ¡busca el motivo de tu existencia! Te animo a buscar a tu creador, no te quedes sin presenciar la increíble obra del Señor.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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