Greenside trabaja en la recolección y transporte seguro de estos aceites vegetales usados, para que sean exportados y transformados en combustibles limpios.
¿Usted sabe qué pasa con el aceite doméstico usado que desecha o entrega a un recolector informal?, pues alerta, porque puede volver a su mesa. Los aceites residuales no sólo causan serios problemas ambientales, sino también a la salud.
“El aceite usado de cocina es altamente peligroso. Un litro de aceite tiene el potencial de contaminar 40.000 litros de agua. El consumo en frituras, aceites refiltrados o animales alimentados con éstos tiene incidencia en las estadísticas del cáncer”, señaló Jorge Fernández, gerente comercial de Greenside Solutions Bolivia.
La Ley 755 de Gestión Integral de Residuos, artículos 6 y 15, señala que los establecimientos que generan aceite residual de cocina deben entregarlo a un gestor autorizado. Prevé sanciones para quienes no lo hagan.
Greenside es una de las pocas empresas ambientales de este tipo en el país y la única con certificación internacional. Se dedica a la recolección de aceite vegetal usado de cocina, para su exportación y transformación en biodiésel. Está presente en 36 países y opera en Bolivia desde hace cuatros años.
En el país no hay datos oficiales sobre el tema, pero se estima que la producción de aceite vegetal virgen es de 75 millones de litros al año. En teoría, el 30% de ese volumen se convierte en aceite usado residual, es decir unos 25 millones de litros.
El objetivo de la empresa es evitar que esa cantidad de desechos sea vertida en drenajes, ríos o cuerpos de agua; que sea usada para la alimentación animal o que vuelva a usarse en la producción de comida. Aunque anualmente logra recolectar 1, 5 millones de litros, aminorando el gran impacto que podrían generar, aún hay unos 23 millones que son parte de las malas prácticas ambientales y de salud.
Un residuo tóxico en la mesa
Al pasar por el calor, el aceite -y los residuos de los alimentos que se cocinan en él- sufre una serie de cambios y produce radicales libres, toxinas y grasas trans. Estas sustancias, que son consideradas agentes cancerígenos, son malas para las células, pueden afectar el cerebro y aumentar la presión arterial, los lípidos o los riesgos de infarto.
Por ello, no es recomendable reutilizar el aceite. Sin embargo, tanto en los hogares como en los negocios de comida, se recurre a está práctica con el fin de abaratar costos. Pero no es la única forma en la que se consume.
“Sabemos que el sector avícola y porcino tiene la práctica de mezclar este aceite usado con el pienso (alimento balanceado) con fines de engorde. Las toxinas son consumidas por las aves y cerdos y nosotros las ingerimos indirectamente al comer su carne”, sostuvo Fernández.
Otro de los problemas son los recolectores informales y las “mafias refiltradoras”.
“Son mafias. Pasan el aceite usado por una serie de filtros, le quitan el olor y lo aclaran para venderlo como nuevo, pero no lo es. Los recolectores informales les venden el aceite o realizan el proceso”, explicó.
El problema de Santa Cruz
La casa matriz de Greenside está en Cochabamba. Al ser la capital gastronómica del país, es la región que genera mayor cantidad de aceite vegetal relacionado a la cocina. La empresa está también en La Paz, El Alto, Santa Cruz, Tarija, Sucre, Oruro y, pronto, en Potosí.
De acuerdo a los volúmenes de recolección, Cochabamba es el que más litros de aceite entrega a Greenside. Le siguen La Paz (incluido El Alto) y Santa Cruz.
“Pero esto es hablando en cuanto a volumen de recolección. No quiere decir que generen más o menos. Santa Cruz es uno de los ejemplos. Genera pero la recolección es menor porque no tenemos la capacidad de llegar a más personas. La competencia en esta región es alta”, dijo.
Allí priman los recolectores informales, que tienen la capacidad de dar buenos pagos por el aceite, porque será vendido a las granjas avícolas o a las refiltradoras de aceite.
Solución y beneficio
La mejor solución a los problemas de estos desechos es reciclar el aceite o entregarlo a un gestor autorizado. Lamentablemente, en el país aún no se tiene este hábito.
Es por esto que Greenside trabaja en la capacitación y educación sobre los efectos ambientales y en la salud que genera este insumo. Además es la única que ofrece el servicio de recolección, transporte, almacenamiento, valorización de aceite vegetal usado y su conversión en biodiésel, bajo un sistema de trazabilidad que garantiza que el aceite entregado tuvo un buen fin.
“Por convenios, este residuo sale del país para convertirse en biocarburantes y nos envían bonos verdes con los que pagamos la operatividad. El resto se convierte en incentivos que se entregan a los generadores de residuos. Por ejemplo, por cada 20 litros se les da productos de limpieza, aceite virgen o en algunos casos se monetiza”, explicó Fernández.
Si bien la empresa ambiental opera con negocios de comida o mercados, también apunta a los hogares. Al ser generadores más pequeños, Greenside trabaja con barrios y las OTB. En estos casos los vecinos pueden pedir un punto de acopio y convenir un incentivo para el barrio. Además recibirán charlas y capacitaciones, asegura la firma.
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